Monday, June 19, 2006

Y pareciera que todo girara y girara a una velocidad vertiginosa. Como si estuviese perdida, como si no pudiese evitar nada. Se me escapa y lo dejo ir, incapaz de retenerlo, tan conciente e inconciente. Mareada...
Y todo pasa tan rápido, tan lejos. Tan ajeno a mi como el dolor, como la felicidad, como la piedad, como el amor, como el sufrimiento... tan seca, tan llena de nada.
Y no me ves, y entonces me haces lo que soy. Una hormiga. Nada. Y sin embargo tengo tantas cosas que solo yo veo porque estoy parada. Y tenés tantas cosas que solo yo veo porque estoy parada. Y tenés tantas cosas que algunas veces se me escapan y no veo, porque estoy parada... y talvez no las vea nadie. Tan ocupados en ignorarse, en convertirte en una hormiga mas de su mundo, un grano de arena, una partícula de polvo.
Y entonces yo te respiro, y te vuelvo lo que sos. Un ángel, un ser de luz avanzando entre sombras. Entonces me ves. Tan quieta, tan parada, ajena a todos... observando callada. Y te acercas cálido y fugaz, como la más hermosa estrella que titila para desaparecer ante mis ojos, y me obsequias con la más dulce de las miradas; cautivándome.
Entonces te alejas, pero soy yo la que se va, tal cual me encontraste: tan quieta, tan parada, ajena a todos... observando callada mientras permaneces encendido sosteniéndome entre tus manos y todo gira a una velocidad vertiginosa.
Incapaz de sostenerme te dejo ir. Tan conciente e inconciente. Tan fría, pero tan verdaderamente perteneciente como mi dolor, mi felicidad, mi piedad, mi amor, mi sufrimiento... Tan desesperadamente perdida, tan tiernamente encontrada.
Terriblemente mareada regreso y te hago mío. Y me entrego a vos, titilando cada vez con más fuerza hasta convertirme en una estrella dentro de tu vida.