Me recuesto en la cama
recorriendo mi cuerpo,
oigo tus pasos,
sé que hueles el deseo.
Te acercas tenso
y tus músculos se relajan
con el primer contacto,
vas entrando en clima,
nada ocupa tus pensamientos.
Ahora... eres sólo sentidos.
Tu tacto se realza,
vas captando el movimiento,
el aroma en el aire
acusa nuestro encuentro.
Los ojos recorren la perfección
de los cuerpos entrelazados,
bocas traviesas, casi desesperadas,
se deleitan sin pudor
en los rincones más profanos.
Ahora... aumentas el deseo.
Tu cuerpo se detiene,
vas negando estar despierto...
mi cuerpo se deleita
con la expectativa del nuevo juego.
Te vas haciendo desear
y no puedo esconderlo,
me hacés sufrir,
sabés que estoy sucumbiendo,
aún te resistes a complacernos.
Ahora... aproximas el momento.
Cedes tan deseoso como yo,
sé que no puedes continuar fingiendo,
nos lanzamos desenfrenados,
vamos aumentando el movimiento.
No existen límites en tu habitación
para satisfacer nuestros deseos,
vamos llegando al límite de la cordura,
sin dimensión, sin dirección...
solo el borrón de nuestra figura.
Ahora...
Me deshago en gemidos
que son casi ronroneos,
me entrego desesperada,
mientras arañas todo mi cuerpo.
Y no hay nada más perfecto
que éste instante
tan corto y tan eterno,
y caer rendidos lado a lado...
disfrutando en silencio.
Nada sería perfecto sin vos...
sólo hay una razón para todo esto.
PD: es cierto que no me podía dormir porque me consumia el deseo, pero... ¿ves que no sólo escribo cosas tristes?
